domingo, 25 de agosto de 2013

Capítulo 43: La pureza sexual es indispensable para forjar una raza humana superior



Jesús concede especial importancia a la pureza de las costumbres, ante todo a la pureza sexual. Recalca que la pureza sexual es indispensable para forjar una raza humana superior. La fornicación degenera la raza, engendrando hijos enfermos, enclenques, con las taras hereditarias de la tuberculosos, parálisis infantil (poliomielitis) una raza en decadencia en la que prospera el aspecto negativo de la vida: los vicios como el alcoholismo, el tabaquismo, opio, juegos de azar, prostitución, lo que hace necesario un exceso de médicos, hospitales, clínicas, manicomios y cárceles cuyos gigantescos edificios junto con el inmenso cuerpo médico gráficamente reflejan la enorme miseria moral que aflige a su pueblo.

Para terminar estas lecciones, me queda por mencionar todavía, la excelsa virtud de la pureza, a la pureza sexual, me refiero.
La procreación es una Suprema ley de la vida, impuesta por el Padre Celestial para perpetuar la raza humana. Es un acto sublime, sacrosanto, que debe ser respetado religiosamente y ejecutado con inmaculada pureza.
Ejecutada la procreación como Dios manda, dentro de la más escrupulosa pureza, los padres se aseguran un premio del Padre Celestial, consistente en una descendencia sobresaliente. Es que entonces, las almas más evolucionadas que moran en el más allá y que les toca volver a esta Tierra para proseguir su evolución, esas almas que buscan afanosamente cuerpos puros en que encarnarse, y prefieren naturalmente los cuerpos engendrados por padres de inmaculada pureza sexual. Este hecho asegura el nacimiento de hijos extraordinariamente hermosos, de cuerpos esbeltos, dotados de una sólida salud y sobresaliente inteligencia de notables cualidades espirituales y morales.
A hijos de tan inmaculada cuna, el mismo Padre Celestial los apadrina, derramando sobre ellos todas Sus bendiciones y bienaventuranzas, lo cual asegura un brillante provenir para tales hijos y constituye la mayor felicidad de los padres. Para conseguir un nacimiento en tan óptimas condiciones, los padres antes de efectuar el acto sexual, deben depurar y fortalecer sus cuerpos. Esto lo consiguen ante todo con una adecuada alimentación.
La alimentación apropiada para los padres en vísperas de la procreación de un hijo, es la vegetariana, a base de legumbres y frutas, comida cruda. Es que sólo en estado crudo los vegetales conservan toda la fuerza vital. Deben excluir de su alimentación la carne y todas las bebidas alcohólicas y, lo que es muy importante, suprimir el fumar, porque estos vicios excitan los bajos instintos del hombre, induciéndolo a la fornicación. En cambio, el vegetarianismo despierta la parte elevada y divina del hombre, induciéndolo a la vida sexual pura.
La inmensa importancia del crudismo vegetariano, para la procreación de hijos extraordinarios, lo revela el Sagrado Texto al referirse al nacimiento de Sansón. A la madre de Sansón se le apareció un mensajero divino, anunciándole que tendría un hijo muy sabio y el más fuerte que jamás haya pisado la Tierra. Pero existía una exigencia que la futura madre debería cumplir, para que esta extraordinaria promesa pudiera realizarse. La exigencia era que la futura madre debería ponerse en un estricto régimen alimenticio, comiendo nada más que comida vegetariana cruda, y bebiendo nada más que agua pura. Que debería eliminar totalmente la carne y las bebidas embriagantes. Ella cumplió estrictamente con esta exigencia y el hijo que nació fue tan robusto y fuerte, que a los catorce años peleó con un león que lo atacó, destrozándolo sólo con sus manos. Más tarde, luchó contra mil filisteos que lo atacaron, los venció y mató a todos. Debido a su extraordinaria inteligencia fue elegido juez y rey de los israelitas.
De manera que los padres que desean tener hijos extraordinarios, deben imitar a los padres de Sansón. Deben someterse a tan estricto régimen por lo menos durante tres meses antes de realizar el acto sexual y la madre debe seguirlo durante todo el tiempo hasta que nazca el hijo y deje de mamar, pues el hijo participa de los alimentos de la madre. Durante estos tres meses, esta pareja debe vivir una vida pura, sosegada y en lo posible, en el aire puro del campo o la playa. Repito, sin comer carne, sin beber bebidas embriagantes y sin fumar, comiendo tan sólo comida vegetariana, bebiendo agua pura y respirando profundamente aire puro, como también tomando baños de Sol. Únicamente de esta manera, imitando a esta pareja –sobre todo a esa magnífica madre que Dios hizo surgir para que sirva de modelo a las madres de todos los tiempos- esta pareja puede esperar confiada el nacimiento de un robusto niño, que puede resultar otro Sansón.

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