domingo, 25 de agosto de 2013

Capítulo 42: Conquistar todas las virtudes



Así, sucesivamente, debe vencer todos sus vicios y malos hábitos y conquistar todas las virtudes, lo que quiere decir que arribó triunfalmente hasta el excelso Trono del Padre Celestial.

La lucha entre el bien y el mal, entre la virtud y el vicio, suele ser larga y durar algunas vidas terrestres, pero finalmente siempre vence el bien, la virtud y el amor, quedando derrotados los vicios.
Pero la ascensión de la escala de Jacob tan sólo ha empezado, quedando aun muchos peldaños por trepar, muchos vicios por vencer y muchas virtudes por conquistar.
El siguiente vicio por vencer es el juego de azar. La Suprema ley de Dios ordena que sólo del trabajo viva el hombre y jamás del juego.
El trabajo, aparte de la riqueza material, trae también la riqueza espiritual, que se exterioriza y manifiesta en la experiencia y sabiduría que acumula el hombre trabajando. Además, el trabajo es ejercicio y el ejercicio es salud, tesoro mucho más grande que todas las riquezas materiales.
En cambio, el juego tan sólo trae la riqueza material sin la espiritual. El juego de azar es pura suerte que no hace acumular sabiduría ni inteligencia al hombre, ni conquistar salud ni felicidad. Es un dinero mal habido sobre el cual no gravita la bendición de lo Alto; por esto sólo trae las desgracias, las enfermedades, la miseria y el dolor. Es proverbial que el pueblo que más juega, mayor número de gente se distrae en la ociosidad sin trabajar, por lo cual tal pueblo, a la larga se arruina.
De allí que el hombre debe luchar valientemente consigo mismo, para desarraigar de su carácter ese vicio denigrante de la especie humana, para poder dar un paso más alto en la escala de las virtudes, y acercase a Dios.

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