El trabajo es supremo deber del
hombre, fuente inagotable de satisfacciones, de sabiduría, progreso y
felicidad. Debéis trabajar de Sol a Sol, durante los seis días de la semana y
el séptimo día lo consagraréis al Padre Celestial, solemnizándolo y santificándolo
con rigurosos ayunos, oraciones y meditación, acerca del contenido de este texto
u otras obras espirituales.
Debéis
trabajar de Sol a Sol durante los seis días de la semana, porque el trabajo es
supremo deber del hombre y su mejor maestro educador. Durante estos días os
alimentaréis con una comida vegetariana, más el séptimo día lo consagraréis al
Padre Celestial, ayunaréis, tomando nada más que agua pura. Este séptimo día de
ayuno lo dedicaréis a la oración, meditación y estudio del Sagrado Texto de
obras espirituales y del presente texto. Tomaréis tan sólo alimento espiritual,
pues no sólo de pan vive el hombre, más con cada palabra del Padre Celestial.
Si os es
posible, retiraos ese séptimo día al campo, lejos del mundanal ruido, y allí
orad, ayunad y meditad, sólo en compañía de los Ángeles del Sol, del aire y del
agua, y ante todo, del Ángel del Gozo y del Ayuno. De esta manera esos santos Ángeles
os preparan aquí en la Tierra
para que podáis entrar, después de vuestra muerte, en el Reino de los Cielos.