Los pensamientos que emite el cerebro
humano, automáticamente se graban en el libro de la vida que cada hijo de Dios
tiene abierto en la eterna memoria de la Naturaleza , donde pueden ser consultados aun después
de miles de años y así saber el hombre cómo en ese tiempo remoto obró, pensó y
vivió.
Felices los
que no desmayan en el camino de su perfeccionamiento y con paso firme y
resuelto marchan hasta la meta triunfal, para recibir los laureles de la victoria.
Todas las caídas y levantadas que habéis experimentado en esta penosa marcha y
todos vuestros errores y aciertos, quedan grabados para siempre en la memoria
de la naturaleza, como eterno recuerdo indeleble de vuestra conducta durante
vuestras pasadas vidas.
Están grabados
en vuestro propio cuerpo y vuestra alma que, como un libro abierto, están
expuestos a la mirada del Señor que, con pasmosa fidelidad, lee en ellos toda
la historia de vuestras pasadas vidas. Aun vuestros pensamientos más secretos
se graban automáticamente en dicho libro de la eterna memoria, donde
indelebles, perduran los siglos de los siglos, desde el principio del mundo
hasta la eternidad de los tiempos.
De allí, que
cuando os presentéis ante el Padre Celestial –lo que sucederá inevitablemente
cuando os muráis aquí en la
Tierra-, Su escudriñadora mirada leerá en este libro vuestro
pasado comportamiento, alegrándose de vuestras buenas obras y entristeciéndose
ante vuestras caídas, vuestras malas acciones. Tan perfecta es la exactitud de
las anotaciones de vuestro libro de la vida, que no se escapa ni el más mínimo
detalle. Podéis escapar a la justicia humana, pero a la justicia Divina no
escaparéis jamás. Pero si os arrepentís a tiempo de vuestros pecados y
solícitos buscáis a los bondadosos agentes de la Naturaleza , que son los
Ángeles tutelares de la
Madre Natura , como los Ángeles del Sol, aire, agua, Ayuno,
Oración, etc. Y si practicáis las grandes virtudes humanas basadas en el amor,
entonces, automáticamente, se os borrarán los estigmas de vuestro cuerpo y
vuestra alma y las consiguientes anotaciones de vuestro libro de vida.
Por cada día
que ayunéis, no comiendo absolutamente nada, sino bebiendo agua pura y
acompañando vuestro ayuno con fervientes oraciones pidiendo perdón por vuestros
pecados y ayuda al cielo para no pecar más, se borrará un año de vuestra cuenta
de pecados anotados en vuestro libro de la vida. Y cuando haya sido borrada
hasta la última página de vuestras pecaminosas anotaciones y se hayan limpiado
todos los estigmas que manchaban vuestro cuerpo y vuestra alma, entonces habrá
un gran regocijo en el cielo, porque seréis recibidos en audiencia especial por
el Padre Celestial.
El Padre
Celestial experimentará una gran alegría en Su corazón, al ver que el hijo pródigo
vuelve arrepentido y sumido al hogar paterno. Lo recibirá con todos los honores
y se regocijará inmensamente al leer en vuestro Libro de la Vida , cómo habéis triunfado
sobre todos los escollos que os impedían trepar hasta vuestra celestial morada
y cómo habéis borrado hasta el último pecado anotado en ese libro. Entonces el
Padre Celestial premiará vuestro esfuerzo, otorgándoos una larga vida en esta
Tierra, sin enfermedades ni dolores, sin achaques ni sufrimientos, además, una
imperturbable paz y una inefable dicha.
Todo os saldrá
bien, porque Dios os enviará Sus Ángeles del cielo y Sus agentes de la Naturaleza , para que os
cuiden de todo mal y os procuren todo bien posible. Y si en seguida os dedicáis
a ejecutar obras de bien público y también al prójimo, entonces el Altísimo os
ascenderá en jerarquía al rango de servidores auxiliares divinos, gozando de
dones y poderes especiales.
Y después de
morir aquí en esta Tierra, seréis admitidos para siempre en el Reinado de los
Cielos, donde gozaréis de una inefable dicha y una vida eterna. Felices
aquellos que, con perseverante empuje y tenaz esfuerzo, se conquistan el
derecho de entrar en el Reino de los Cielos, porque ahí no hay sufrimiento, ni
enfermedades, ni dolores, ni vejez, ni muerte, sino una vida eterna, una
perfecta salud y una plena alegría de vivir.