domingo, 25 de agosto de 2013

Capítulo 10: La meta cumbre del hombre es la unión con Dios



La meta cumbre del hombre es la unión con Dios.

En verdad os digo que, únicamente, con la irremplazable ayuda de la Madre Natura, es decir, con el Naturismo integral, podéis alcanzar la suprema meta de vuestras aspiraciones, que es la unión con el Gran Todo, con Dios.
Esto lo comprenderéis más fácilmente al contemplar y analizar vuestro propio crecimiento. Recién nacidos, vuestra amorosa madre se hace cargo de vuestra crianza. Os amamanta, asea, baña y envuelve en pañales, os mece en la cuna, enseñándoos a andar los primeros pasos.
Cuando ya crecidos, vuestro padre se hace cargo de vosotros, os lleva consigo a sus faenas, ya sea al campo o a su taller, y os enseña, tal como a él, a su vez, le enseñó su padre, para que seáis expertos y hábiles en los trabajos que él hace.
Y cuando el padre se convence de que sus hijos aprendieron sus lecciones y ejecutan correctamente sus trabajos, les entrega sus posesiones y propiedades, en heredad permanente, para que continúen la obra de su padre.
Algo parecido sucede a los hijos del Padre Celestial. La Madre Natura los cría, cuida de ellos y les enseña, alecciona, los premia y los castiga. Y cuando ya grandes los entrega al Padre Celestial para que se haga cargo de ellos, el Divino Padre los manda a Su taller, Su escuela, que es toda la superficie de este planeta. Es la Universidad del Padre Celestial en la cual El educa y gradúa a Sus hijos. Y cuando ellos demuestran poseer la suficiente preparación y madurez, les entrega Sus posesiones en el infinito espacio cósmico, para que sigan la obra de su Padre Celestial, llegando por este camino, a sus más anheladas aspiraciones que son la unión del hijo con el Padre Celestial. Tal es la culminación de la sabia Ley de la evolución humana, que asegura que la cadena de la vida jamás se corte o interrumpa, sino que siempre gloriosa y triunfante, siga eternamente.
Y bendito el hijo que, sumisamente, obedece a su madre, siguiendo, fielmente, sus consejos y lecciones, porque así, más pronto se acercará a su Divino Padre.
Y bendito el hijo ya adolescente, que sumisamente obedece a su padre y cumple con sus sabios consejos de ser un asiduo trabajador, un ciudadano modelo, recto y honrado, servicial, caritativo, bondadoso y noble. Pues así el hijo cumple con el principal mandamiento: honrar a su padre y a su madre, para que en premio, viva muchos años y la prosperidad y felicidad lo acompañen.
Una vez más os exhorto a que, en cumplimiento de este gran mandamiento, obedezcáis y honréis siempre a la Madre Natura, respetando sus sabias leyes. Este es el único camino de aseguraros una larga vida, llena de felicidad, prosperidad y bendiciones del Cielo.
Al honrar vosotros a vuestra Madre Natura, de este modo queda honrado el Padre Celestial, que complacido os observa desde Su altísimo Trono, enviándoos Sus bendiciones.
Tened presente que el Padre Celestial es el máximo poder del mundo. Es el mayor de todos los padres y la Madre Natura, la mayor de todas las madres.
En verdad os digo, más aman el Padre Celestial y la Madre Natura a Sus hijos, que los padres humanos, padres carnales, son capaces de amaros. En verdad os digo, inmensamente más sabias son las palabras del Padre Celestial y los Mandamientos de la Madre Natura, que las palabras y leyes de los hombres y de las madres de esta Tierra. De allí que inmensamente mayor es la herencia que el Padre Celestial y la Madre Natura tienen reservado para sus obedientes hijos en el Reino de los Cielos, que la herencia que los padres humanos pueden dejar a sus hijos en esta Tierra.
También os exhorto, amad a vuestros hermanos, advirtiéndoos que vuestros verdaderos hermanos son los que cumplen con los mandamientos y la voluntad del Reino Celestial y de la Madre Natura, y no aquellos que se mofan de sus leyes y las desprecian, aunque estos hermanos fuesen vuestros hermanos carnales.
Repito, vuestros verdaderos hermanos no son vuestros hermanos carnales, sino los que cumplen con la Ley, es decir, con la voluntad del Padre Celestial y de la Madre Natura. Estos hermanos espirituales os amarán mucho más sinceramente que vuestros propios hermanos carnales, rebeldes en cumplir los mandamientos del Señor. Porque desde los días de Caín y Abel, en que los hermanos de sangre quebrantaron la Ley de Dios, fue quebrantada también la verdadera hermandad de sangre. Ahora los hermanos de los mismos padres se suelen odiar, aborrecer y tratar peor que a extraños.
Por lo tanto, os exhorto, amad mucho más a vuestros hermanos espirituales que cumplen con la voluntad de Dios, que a vuestros hermanos carnales que no la cumplen.

anterior                 siguiente